“El Ritmo de la Productividad”: Jornadas Laborales y Desafíos en México

En el contexto laboral de México, las jornadas, los salarios y las condiciones laborales se entrelazan en una compleja narrativa que define la realidad de millones de trabajadores. 

Las extensas jornadas laborales en México han sido una característica persistente en el paisaje laboral. La Ley Federal del Trabajo establece que la jornada máxima de trabajo es de 48 horas semanales, distribuidas en un máximo de ocho horas diarias. Sin embargo, la realidad es que muchas personas trabajan más horas de las que establece la ley. ¿Cómo impactan estas largas horas de trabajo en la productividad y el bienestar de los empleados? Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en México el promedio de horas trabajadas por semana es de 52. Esto significa que los trabajadores mexicanos tienen una de las jornadas laborales más largas del mundo.

Las largas jornadas laborales tienen un impacto negativo en la productividad y el bienestar social. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las extensas jornadas laborales pueden tener efectos negativos en la salud personal, poner en riesgo la seguridad y generar un aumento en los niveles de estrés; Esto genera lo que se conoce como renuncia silenciosa o estruendosa, que afecta la calidad del trabajo y la productividad, por otro lado,  limita el tiempo libre de los trabajadores, al cuidado personal (comer, dormir, etc.) y al ocio (socializar con amigos y familiares, pasatiempos, recreación) causando afectaciones en su salud física y mental.

En cuanto al salario, el ingreso por hora se estancó desde 1982 hasta 2017, por lo que ahora está por debajo del promedio mundial. El aumento del salario mínimo en México que se ha estado promoviedo durante este sexenio es una medida positiva que busca mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. Para que el trabajo sea decente, las personas tienen que ser productivas y ganar un salario justo por lo que aportan a sus empresas.  Sin embargo, esta relación sueldo-trabajo no siempre existe.

A lo largo de décadas, los salarios en México permanecieron en niveles considerablemente bajos, lo que generó un fuerte atractivo para las empresas en términos de costos laborales. Esta situación condujo a la normalización de jornadas laborales extensas. En diversos sectores, como el de la manufactura, es habitual que los trabajadores asuman turnos los sábados o domingos con el fin de aumentar sus ingresos o buscan oportunidades para realizar «horas extras». Además, subsiste una arraigada cultura que respalda la noción de que el empleado que permanece en el lugar de trabajo hasta el final es considerado el más dedicado, incluso si su nivel de productividad fue limitado.

Es importante mencionar que si no se reducen las horas de trabajo, México seguirá siendo un país competitivo en la producción de bienes y servicios de bajo valor agregado, pero no podrá avanzar hacia una economía más diversificada y de mayor valor agregado. Las largas jornadas laborales son un problema importante en México.

La reforma para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales es una medida que podría tener un impacto positivo en ambos aspectos. Sin embargo, es importante que la reforma se implemente de manera gradual y con el apoyo de los trabajadores y los empleadores. La presión por maximizar las ganancias a menudo lleva a la explotación de los trabajadores, la falta de consideración por su bienestar y la promoción de culturas laborales tóxicas. Las políticas gubernamentales, las normativas laborales y la presión de la sociedad pueden desempeñar un papel importante para impulsar a las empresas a cumplir con estas expectativas.

¡Nos leemos en la próxima!

Por: Gonzalo Manrique

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