¿Estamos preparados ante el caos climático?

El reciente huracán Otis, que impactó con fuerza en diferentes regiones, pone de manifiesto la importancia de abordar el cambio climático y sus impactos. Este fenómeno meteorológico no solo reclama la urgencia de tomar medidas inmediatas, sino también arroja una implacable luz sobre las carencias en nuestras estrategias, políticas y recursos para lidiar con tales eventos de manera genuinamente efectiva.

Los científicos coinciden en que el calentamiento global está generando una creciente frecuencia e intensidad en los fenómenos meteorológicos extremos.

En el caso de los huracanes, se proyecta que se formarán con mayor regularidad y alcanzarán categorías más devastadoras. Según una investigación del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, desde la década de 1980, el cambio climático ha incrementado la fuerza de los huracanes en un 15% y su tamaño en un 20%. El impacto del huracán Otis es un recordatorio de la inminente amenaza que el cambio climático representa para nuestro planeta. En México, la mayoría de la población carece de la debida preparación para enfrentar estos eventos naturales y en muchos casos, no cuenta con la orientación crucial para saber cómo actuar cuando se presentan.

México cuenta con una serie de protocolos destinados a prevenir y responder a desastres naturales, los cuales se hallan consolidados en el Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC). Aunque estos protocolos aspiran a reducir el riesgo de desastres, mejorar la preparación y la respuesta ante emergencias, así como fomentar la resiliencia de la sociedad, sus implementaciones efectivas en la alerta a la población se ven gravemente cuestionadas.

El Sistema Nacional de Alertas permite emitir alertas tempranas a la población en caso de un desastre natural. En el caso del huracán Otis, no se emitió una alerta temprana para la ciudad de Acapulco. Por otro lado, el Plan Nacional de Emergencias establece la coordinación entre las diferentes autoridades y organizaciones para responder a un desastre natural, sin embargo, no se implementó un plan de emergencias inmediato para la ciudad de Acapulco. Las autoridades locales no estaban preparadas para responder a un desastre de esta magnitud. La falta de alertas tempranas y un plan de emergencias inmediato generó un impacto negativo en la capacidad de respuesta al desastre. Como resultado, el huracán Otis causó daños materiales por miles de millones de pesos mexicanos y personas perdieron la vida.

La ausencia de estrategias y políticas efectivas para afrontar el cambio climático a menudo se debe a la negación, la falta de recursos y la falta de consenso político sobre el tema. Esto se traduce frecuentemente en una inversión insuficiente en infraestructuras, ausencia de sistemas de alerta temprana y en la coordinación deficiente entre las agencias gubernamentales. En el caso del huracán Otis, las autoridades tardaron en emitir alertas y evacuar las zonas de riesgo. Los protocolos de respuesta a desastres naturales en México son insuficientes y no se están aplicando de manera efectiva.

La cultura de la prevención es un elemento fundamental para reducir el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos. Es necesario que las autoridades y la población trabajen en conjunto para desarrollar estrategias que permitan a las comunidades estar preparadas para enfrentar estos eventos.

Excelente semana y nos leemos en la próxima …

Por: Gonzalo Manrique

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